
Cuando somos niños somos extremadamente vulnerables, estamos expuestos al mundo y lo que programemos en esa edad será en gran medida nuestro insumo y material para el resto de nuestra vida.
Se dice que nuestra subconsciencia se programa de los 0 a los 8 años y es allí en esa edad donde quedan nuestros mayores miedos, traumas, tristezas, heridas. Pero también nuestras potencialidades, nuestros talentos y habilidades.
La subconsciencia funciona como un piloto automático y debemos reprogramarla y limpiarla de las creencias limitantes.
Ahora es importante que hagas un ejercicio, cierres los ojos, con una respiración profunda y al asomarte a tu niño te preguntes:
¿Qué es lo que más amaba hacer?
¿Quiénes son los cuidadores que aparecen en mis recuerdos?
¿Cómo estoy de niño, allí en esos recuerdos? ¿estoy triste? ¿me siento feliz?
¿Qué me pide o que me dice ese niño?
¿Dónde lo ves? ¿Dónde lo observas? ¿Qué hace?

Toma atenta nota de estas respuestas y permite ir identificando todo eso que es necesario ir poniendo en orden para el mayor bien de tu proceso de restauración de la alegría de vivir y el merecimiento; nuestro niño nos trae de vuelta las ganas de vivir, la capacidad de exploración y descubrimiento, el abrazar la incertidumbre y el no querer tener todo bajo control, pues los niños son espontáneos y viven el presente.
Cuando abrazamos nuestro niño de nuevo nos abrimos a la capacidad de dejarnos sorprender por la vida, de estar alertas y con una escucha extraordinaria de los sucesos que ella nos traiga, abierto siempre al cambio y al querer aprender, pues las verdades absolutas son de los adultos psico rígidos , con muchas heridas, con necesidad de tener certezas y que todo gire en un orden establecido.
Volver a redescubrirnos como niños, es volver a jugar, es ver la vida como un juego donde representamos roles que no es necesario tomárselos tan a pecho, donde experimentamos la libertad de ser, de existir, de ser claros, sinceros, coherentes, sin miedo a expresar lo que sentimos, sin miedo a dejar de agradar o quedar bien, donde somos y eso es.
Pregúntate ahora cómo es tu niño interior, tu verdadero niño, no el que encontraste herido después de muchos años. El verdadero, la verdadera esencia, la verdadera esencia del niño, tu niño interior:
Algunas cualidades de él podrían ser:
-Explorador

-Sincero
-Creativo
-Juguetón
-Curioso
-Preguntón
-Alegre
-Libre

-Explosivo
-Kinestésico
-Tranquilo
-Observador
-Genio
-Solidario
-Individual
-Directo y claro
Es importante que estas cualidades que encuentras en él, que son tu verdadera esencia, comiences a cultivarlas y a mantenerlas ahora en ti, ayudándote con diversos experimentos para salir de la rutina adulta, pero con el hecho que ya hayas comenzado a hacer conciencia, adivina, ya tienes el 60 por ciento del trabajo hecho.

A continuación, te compartimos algunos audios y meditaciones que hacen parte de nuestros recomendados a seguir para que los escuches y te acompañes en este viaje de rescatar tu verdadero niño interior.
Meditación del niño interior
Podcast
7 pasos para sanar tu niño herido
Música de apoyo
Sana tu niño interior, liberación de traumas y dolor
Canción Cuídame
Frases sanadoras
-Eres la niñ@ pequeña que fui en el pasado y que sigues presente en el interior de mi corazón.
-Representas mi vulnerabilidad y mi deseo de amor, tanto para darme cuenta de que siento que amo como para permitirme recibir amor.
– Muchas veces te he juzgado cuando tu demanda de amor me resultaba insaciable, o cuando me sentía obligada a buscar el amor en personas que no querían o podían ofrecérmelo.
– Y también muchas veces te he juzgado cuando me congelaba o me sentía forzada a rechazar el amor que me daban por no sentir que se ajustaba a mi ideal de amor.
– No me daba cuenta de que a quien realmente reclamabas ese amor era a mí, a la mujer adulta que soy, y por este motivo te he ignorado muchas veces al asustarme ante tus emociones.
-Tú no me conviertes en frágil ni en débil, ni tampoco representas un monstruo con el que tengo que luchar cuando siento que mis afectos me desbordan.
Textos Kinesfera arte y vibración
M. Cristina Gómez Rodríguez