- Escucha atentamente esta meditación e identifica que heridas en el alma tienes más marcadas:
2. Una vez las tengas claras escribe lo encontrado en tu agenda o diario de terapia
3. Con una velita honra éstas heridas para liberarlas y sanarlas en ti:
Frases sanadoras para profundizar en mi herida de abandono:
– ¡Hola abandono! eres la herida que experimento cuando alguien que me importa y con quien comparto un vínculo, ya no desea formar parte de mi vida de la misma manera de cómo había sido hasta el momento.
– Siento culpa si interpreto que la razón de su abandono se debe a algo que he hecho o dicho, por lo que imagino que si lo hubiera hecho o dicho diferente lo hubiera evitado.
– Siento rabia si interpreto que su abandono se debe a que no ha valorado todo lo que he hecho por él o por ella, que no ha tenido presente mis esfuerzos, o que por no quererse esforzar un poco más o poner de su parte no estamos salvando nuestra relación.
– Siento tristeza cuando le echo mucho de menos, cuando le añoro, cuando siento la frustración de que esa persona no esté a mi lado como lo estuvo en el pasado por todo lo bueno que me aportaba su compañía, o yo imaginé que aquello era bueno.
– Puede ser un abandono total si la persona ya no está disponible físicamente para mí porque ya no la puedo ver, o porque aunque la pueda ver ya no puedo compartir con ella lo que compartíamos antes.
– Puede ser un abandono parcial, cuando aparentemente no ha cambiado nada pero yo noto que esa persona ya no está conmigo de la misma forma que estaba antes, ya no hay la misma complicidad o ya no tiene el mismo interés por mí.
– Y puede que no sea un abandono real si realmente esa persona no decidió alejarse de mí, sino que murió, o se tuvo que ir por las circunstancias, pero yo igualmente le reprocho su alejamiento porque me duele menos sentirle rabia que sentir la tristeza de su falta.
– También puedo experimentar como abandono una traición, porque siento que me ha hecho tanto daño lo que me hizo o me dijo que jamás podré de nuevo tenerle la misma confianza que le tenía antes.
– O puedo sentir la traición como abandono, cuando no soy consciente de que lo que se perdió realmente fue la confianza que nos teníamos anteriormente, y simplemente noto que algo ha cambiado sin saber exactamente que es.
– Y puedo autoconvencerme de que realmente nunca me quiso o le importé porque todo fue un engaño, cuando prefiero negar que hubo amor a sentir que lo he perdido.
– ¡Hola abandono! eres una emoción compleja ya que puedes ser tanto real como imaginada, y me puedo engañar muy fácilmente contigo ya puedo sentirme víctima por ser abandonado cuando, tal vez, soy yo realmente quien está abandonando, así que de mi depende concienciarte para sanarte o seguir herido contigo hasta el final de los tiempos.
Frases sanadoras para profundizar en mi herida de injusticia:

– ¡Hola injusticia! eres la herida que experimento cuando alguien me genera un perjuicio sin tener en cuenta mis derechos o mi dignidad como ser humano.
– Te siento desde la ira o el odio cuando surge en mí el deseo de venganza para devolver el daño recibido a quien me lo causó, con la tentación de que si puedo dañar más de lo que me dañaron a mí, lo haré para evitar que ese individuo se atreva a contrarrestar mi venganza.
– Te siento con mucha tristeza si en mi personalidad no cabe la ira porque de niño me condicionaron en la expresión de este sentimiento, por lo que convertiré en lágrimas o en lamento mi deseo inconsciente de devolver el daño sufrido, o en depresión si mi inconsciente considera peligroso para mi salud que siga tan enfurecido o entristecido por mucho más tiempo.
– Si es un ser muy querido para mí quien cometió la injusticia conmigo, tal vez opte por culparme yo para mantener intacta la imagen de bondad que he proyectado en él o en ella, o de lo contrario podría terminar amándole menos y renegando de su amor.
– Pero a veces no te siento enfocada en una o varias personas determinadas, o en una institución o un colectivo concreto, a veces te enfoque ante la vida o ante Dios, cuando siento que es injusto que las personas tengamos que sufrir si no hemos hecho nada concreto para merecerlo.
– Otras veces puedo abusar de mi personaje de bueno o de mi Ego espiritual, autoconvenciéndome de que no siento enfado o ira porque yo estoy por encima de estos sentimientos, por lo que terminaré reprimiendo toda mi emoción sin darme cuenta que con ello esta energía emocional no sólo no desaparecerá, sino que me puede llegar a enfermar.
– Hay un peligro más que puede surgir también a través de esta represión, y es que proyecte estos sentimientos en otras personas que nada tienen que ver con quien cometió la injusticia conmigo, de modo que cualquier excusa o malentendido puede ser suficiente para permitirme ser violento o incluso sádico con quien realmente no me ha hecho tanto daño como interpreto.
– También puedo caer en la trampa de sentir injusto al otro cuando, tal vez, quien actuó de forma injusta fui yo, sobre todo si inconscientemente siento que será mucho más doloroso para mí sentir culpa que sentirme víctima.
-En cambio, si soy templado en mis emociones, podré conformarme con reclamar una disculpa o una compensación por el daño sufrido, o en sanar mi frustración realizando un trabajo interior si no tiene mucho sentido mantenerme a la espera de disculpas o de compensaciones que no van a llegar nunca.
– Y cuando no puedo esperar unas disculpas, ni una compensación, ni tampoco puedo vengarme, ni sé cómo puedo sanarme de estos sentimientos, entonces opto por desearle un mal a quien fue injusto para mí, lo deseo por dentro con mucha fuerza, y me genero la esperanza supersticiosa de que por desearlo, algo malo le terminará ocurriendo a esa persona como una especie de justicia divina.
– ¡Hola injusticia! como sentimiento me conviertes en un peligro para mí mismo y para los demás, por lo que no eres nada deseable, pero cuando igualmente sucedes también me ofreces una gran oportunidad para aprender y madurar si logro apreciar tu valor como experiencia generadora de crecimiento interior.
Frases sanadoras para profundizar en la herida de humillación:
– ¡Hola humillación! eres la herida que experimento cuando alguien me ridiculiza porque se burla de mí, me falta el respeto o me desvaloriza provocando que me sienta inferior o inapropiado.
– Representas el temor de sentirme débil, indigno, desgraciado o cualquier otro calificativo que yo interprete en base a lo que considero como humillante según mis valores y creencias.
– Representas un modo de maltrato psicológico si únicamente recibo las humillaciones de forma verbal o simbólica, y representas maltrato físico cuando también resulta agredido mi cuerpo.
– Puede que quien me humille lo haga con intención, es decir con el deseo explícito de denigrarme y de herirme, puede que no sea intencionado si esa persona no me conoce lo suficiente como para saber qué es lo que me ofende y lo que no me ofende, o puede que yo me ofenda igualmente aunque no tenga ninguna razón de peso si ese día en concreto me encuentro muy susceptible emocionalmente.
– Te siento con mucha rabia cuando interpreto que quien me humilla se atreve conmigo porque me considera débil o porque piensa que no sé defenderme y se quiere aprovechar de eso, por lo que reacciono de forma brusca y agresiva para que no lo sigua creyendo, o directamente respondo de forma agresiva para vengarme.
– Te siento con mucha tristeza si la humillación proviene de un ser querido o de alguien a quien admiro o valoro mucho, porque siento que le defraudo o que me defrauda rompiéndose la buena imagen que teníamos el uno con el otro.
– Te siento con vergüenza cuando recibo la humillación en público porque temo que los testigos de dichas humillaciones jamás me volverán a mirar con la misma dignidad o respeto con que me miraban antes, como si el hecho de ser humillado me pudiera marcar con esas personas para siempre.
– Me paralizo contigo cuando temo que mi enfado o mi ira me podrían hacer actuar de modo violento o desproporcionado provocando consecuencias terribles, o cuando considero que quien me humilla es mucho fuerte que yo y si le respondo será peor ya que todavía tendrá más ganas de lastimarme.
– En cualquier caso, lo que siempre está en juego contigo como herida es el valor que le doy a mi propia dignidad a través de la imagen que tengo de mi mismo, una imagen que es a la vez social y personal y que se encuentra en riesgo constante de ser pisoteada, ensuciada o incluso apestada si lo permito o si no lo puedo evitar.
– ¡Hola humillación! gracias porque cuando te siento me ayudas a concienciar lo que debo trascender para dejar de confundirme con lo que sólo es imagen y no mi verdadero ser.
– Pero esto no significa que deba mantenerme al lado de quien me humille, al contrario me ofrece la oportunidad de alejarme si no me conviene estar cerca de ciertas personas pero sin herirme en mi dignidad, sólo para respetarme a mí mismo.
Frases sanadoras para profundizar en la herida de rechazo:

– ¡Hola rechazo! eres la herida que experimento cuando alguien no se quiere relacionar o vincular conmigo de la misma forma en que a mí me gustaría relacionarme o vincularme con esa persona o grupo de personas.
– Te siento como herida por ejemplo si deseo tener una amistad, o una relación de pareja, o trabajar para una empresa determinada, o crear un negocio con alguien y no soy correspondido en ese deseo.
– Te siento si a mí me gustaría pasar más tiempo con quien me atrae o aprecio mucho, o compartir más facetas de nuestras vidas, o establecer un vínculo más profundo con esa persona, y ella o él no tiene ese mismo interés hacia a mí.
– Y según sea mi personalidad te sufriré desde la culpa o el enfado, desde la tristeza o la desvalorización, desde la vergüenza o el miedo, o con varios de estos sentimientos a la vez.
– A veces opto por despreciar a quien me rechaza para intentar que me duela menos al convencerme de que el otro pierde más que yo por rechazarme, pero si abuso de esta actitud me arriesgo a quedarme solo porque puedo terminar creyendo que nadie se encuentra realmente a mi altura.
– Y otras veces no puedo evitar sentirme como si fuera basura si le doy una absoluta credibilidad a quien me rechaza y lo generalizo respecto a otras situaciones, creyéndome que no tengo nada bueno que ofrecer o que mi presencia no tiene ningún valor para nadie.
– En cualquier caso, cuando alguien me rechaza tengo la sensación de que una parte de mi corazón, o mi corazón entero, se rompe o se agujerea, por lo que necesitaré un tiempo para recuperarme interiormente hasta que logre recomponerme.
-También puedo sufrir mucho cuando siento miedo de ser rechazado, ya que este miedo me impide muchas veces acercarme a quien me interesa o fortalecer el vínculo que ya tenemos, quedándome con la duda de qué hubiera pasado si me hubiera atrevido a intentarlo o a decirlo.
– Todo rechazo recibido afecta a mi autoestima, pero no acercarme a quien me interesa o no atreverme a profundizar más en una relación del tipo que sea por miedo al rechazo me afecta mucho más todavía porque representa un rechazo hacia mí mismo, ya que lo que rechazo es la posibilidad de conseguir aquello que deseo únicamente porque me da miedo intentarlo.
– ¡Hola rechazo! como no quiero que me sigas condicionando tanto mi vida me predispongo a sanar la raíz del problema que son los rechazos que sufrí en el pasado, mis lealtades familiares y mi propio temor a que me rompan el corazón, asumiendo que todo ello requerirá un tiempo y un esfuerzo.
– Con este trabajo sanador lograré desprenderme de la fantasía catastrófica de que si me siguen rechazando, llegaré a un punto en el que no podré seguir adelante con mi vida por acumular tanto dolor.
Frases sanadoras para profundizar en la herida de traición:
– ¡Hola traición! eres la herida que experimento cuando una persona concreta, un grupo de personas o una institución rompe la confianza que había depositado en ellos provocándome una gran inseguridad.
– Tal vez esta confianza fue pactada explícitamente, de forma que nos hicimos una promesa o llegamos a un acuerdo que la otra parte no cumplió faltando a su palabra.
– Pero también puede ser que este pacto nunca se diera realmente, sino que yo mismo me creé un ideal dando por sentado una serie de compromisos según mis valores o creencias internas, por lo que fue mi propia expectativa la que terminó defraudándome.
– Todo lo que yo experimento como engaño, mentira, ocultación o manipulación puede provocarme el sentimiento de que he sido traicionado si interpreto una mala intención en ello, o cuando siento que no han tenido en cuenta mis necesidades o mis preferencias por falta de interés.
– Y todo lo que yo sienta que me han hecho y me ha dolido, si yo considero que jamás lo hubiera hecho igual porque sería incapaz de ser tan desconsiderado, también lo puedo experimentar como una traición.
– Dependiendo de quién sea la persona que me traicione y de sus cualidades, si es hombre o mujer, joven o viejo, de dentro o fuera de la familia, una figura de autoridad o un equivalente a nivel jerárquico, puede provocarme una o varias de estas emociones: ira, tristeza, culpa, desvalorización, vergüenza o miedo.
– Mi temor puede deberse ante la duda de si podré recuperar alguna vez la confianza que he perdido con esa persona cuando, a pesar de la traición, sigo queriendo que forme parte de mi vida porque la amo o porque la necesito.
– Y también puedo sentir temor de que me traicione alguien que nunca me ha dado indicios de que pudiera hacerlo, especialmente cuando todavía no he logrado sanarme de las traiciones que sufrí en mi pasado personal o que sufrieron los míos en su pasado si lo cargo por ellos por lealtad familiar.
– Respecto a la vida en general puedo sentirme traicionado también, o bien porque me enfermé, o porque murió alguien a quien amaba mucho, o ante cualquier tragedia que yo no le haya perdonado a la vida, provocándome una gran desconfianza por el temor de que me vuelva a ocurrir.
– ¡Hola traición!, necesito aprender a utilizarte para ser prudente pero no obsesivo, y sobre todo para que no tiñas toda mi vida de desconfianza y de rencor, así que decido aprender de ti para crecer interiormente y no para quedarme atrapado en el dolor.
Gracias!!!