HONRAR LA PROFESIÓN Y LA VOCACIÓN

Cuando hemos honrado nuestro padre, recobramos nuestra fuerza masculina, esa energía de la proyección, la exteriorización y el servicio a la comunidad.

Esa energía se ve reflejada en nuestra profesión y vocación.  Saber que estamos siendo útiles para la humanidad y que lo que estudiamos o las habilidades y talentos que tenemos sirven para aportar al crecimiento de ciudad y país.

Por eso una vez tengamos integrado en el alma el padre y lo hayamos reconstruido es importante que honremos nuestra profesión y vocación, agradeciéndole por la oportunidad que nos da de servir y brindarle nuestra energía al mundo.

Prende una velita en honor a las dos: Profesión y vocación y di las siguientes palabras:

    – ¡Hola vocación! representas mi deseo de sentirme realizad@ profesionalmente utilizando mis dones y sirviendo desde mi corazón a las personas que me rodean.


    – Para descubrirte necesito descubrir primero que es eso que me encanta hacer, y después como puedo generar prosperidad con ello.


    – Mi temor al fracaso y mi lealtad por aquellos familiares que no tuvieron la oportunidad de desarrollar su vocación o no lograron cumplir su sueño, debo superarlas para poder encontrarte.


    – Mi mente muchas veces me dice que no es posible para mí disfrutarte o que es tan complicado y se requiere tanto sacrificio que no vale la pena el esfuerzo.


    – Y mi corazón se siente tan superado por tantos miedos y por tantos pensamientos limitantes que no logra motivarse.


    – Pero mi intuición me dice que existes, que de algún modo ya te conozco por lo que sólo tengo que reconocerte, y que únicamente es cuestión de tiempo que pueda encontrar mi manera de convertirte en realidad.


    – La fuerza que necesito para atreverme contigo es la fuerza que me viene arquetípicamente de mi padre, porque el padre representa el enlace entre el hogar y la tribu o eso que hoy en día llamamos “sociedad”.


    – Tomo a mi padre tal como fue y es para mí, con sus virtudes y sus defectos, y con lo que me hizo feliz e infeliz en mi relación con él.


    – Respeto el dolor de mamá por todo lo que pudo sufrir con papá en su relación de pareja, porque ese dolor forma parte de su destino y no me corresponde opinar sobre ello ni hacérmelo mío.


    – Y respeto también la tristeza que generó en mis antepasados no poder encontrar o desarrollar su vocación, porque así podré dedicarles todos mis éxitos y alegrías cuando yo encuentre y desarrolle la mía.


    – ¡Hola vocación!, me propongo que mi deseo supere mis temores haciendo un buen uso de mi inteligencia y de mi intuición para mantenerme optimista y realista en mi proceso de descubrirte y desarrollarte.

    Gracias!!!

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